Los factores económicos siempre han condicionado esta vieja discusión: ¿imprimir en blanco y negro o en color?
Este eterno debate retumba en las oficinas de todo el mundo, pero rara vez se aborda de frente. Elegimos la opción visualmente más atractiva o seguimos el camino de la rentabilidad?
¿Qué tal si seleccionamos la mejor opción en el momento adecuado?
El tipo de impresión depende de las necesidades particulares y las capacidades financieras del usuario, pero si echamos un vistazo objetivo al proceso de toma de decisiones de las empresas atrapadas en este dilema, podemos sacar algunas conclusiones claras.
En contraste con las ventajas de la impresión en color, el blanco y negro se percibe a menudo como una medida de reducción de costes que inevitablemente lleva a perder oportunidades en lo que respecta al marketing.
Para analizar este coste de oportunidad de forma justa, echemos la vista atrás y añadamos algo de contexto a este dilema.
Artistas, diseñadores, publicistas, psicólogos, terapeutas, médicos: en el último siglo, los avances de la ciencia nos han permitido encontrar respuestas a preguntas que nos hacíamos desde hace generaciones.
Los descubrimientos teóricos nos han permitido comprender mejor el poder de uno de los grandes misterios sensoriales del mundo: el color.
Durante siglos, estuvo confinada al ámbito de la superstición: en la antigua China y la India, se mantenía a los pacientes alejados del color amarillo con fines terapéuticos, y en la Francia medieval se utilizaban tratamientos con luz de cromo para curar enfermedades como el sarampión. No fue hasta el siglo XX cuando los conocimientos científicos dieron lugar a la famosa cromoterapia de Finsen Niels Ryberg.
La fascinación humana por el color es casi tan persistente como nuestra fascinación por el fuego. Así, los conocimientos adquiridos en las últimas décadas no pueden explicarse como una mera coincidencia fortuita, sino como un triunfo de la perseverancia, que las empresas pueden aprovechar ahora para competir en el mercado global.
Para entenderlo, podemos examinar uno de los muchos trabajos publicados sobre el tema en las últimas décadas. Por ejemplo, el de Felix Wichmann, profesional del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica.
El investigador alemán detalló los resultados de un estudio basado en 48 imágenes, la mitad en blanco y negro y la otra mitad en color, divididas en cuatro categorías temáticas diferentes: paisajes, flores, formaciones rocosas y objetos artificiales. Tras una prueba inicial, el equipo duplicó el número de imágenes y comenzó a pedir a los observadores que recordaran el mayor número posible de ellas.
El estudio de Wichmann confirmó exactamente lo que muchos de sus compañeros ya sospechaban: los usuarios recordaban mucho mejor las imágenes en color que las impresas en blanco y negro, aunque con un matiz importante. Para evitar una falsa correlación entre la memoria visual del color y el reconocimiento de la familiaridad, los investigadores separaron las formas y los colores.
La hierba, por ejemplo, aparecía a veces en rojo. Esta sencilla configuración permitió concluir que los usuarios recordaban mejor las imágenes en color, pero sólo si las tonalidades coincidían con su aspecto natural. "Si los estímulos son extraños, el sistema no los registra correctamente", explicó Karl Gegenfurter, coautor del estudio.
En otro artículo, Dae-Young Kim continúa en esta línea al afirmar, basándose en otros estudios relacionados, que los colores llamativos despiertan nuestro interés y, a su vez, dejan una mayor huella en la memoria.
El color es un medio que va más allá de su valor en términos monetarios".
Estas conclusiones explican por qué los profesionales del marketing utilizan el color de forma estratégica: los colores e imágenes llamativos atraen nuestra atención y perduran más tiempo en nuestra memoria. ¿Qué ocurre en el mundo de la impresión? Exactamente lo mismo.
Los documentos en color, en su caso, atraen más la atención y permiten una comprensión más rápida y completa de la información. Por tanto, reducir el debate entre el color y el blanco y negro a términos de coste es bastante irracional.
El color es un medio que va más allá de su valor en términos monetarios. Debe utilizarse con prudencia y ponerse a disposición sólo de los usuarios que realmente lo necesiten, limitarse a determinados volúmenes de impresión y configurarse para determinados dispositivos.
Siguiendo las prácticas adecuadas, las empresas de todos los sectores pueden disfrutar de los beneficios potenciales del color, tal y como han detallado los científicos y los expertos en comportamiento en las últimas décadas.
Ha llegado el momento de la impresión en color inteligente: su negocio se lo agradecerá.
La mejor estrategia requiere el mejor conocimiento.